Tumbalá,
a 15 de noviembre de 2016
A
la opinión pública
A
la comunidad del municipio de Tumbalá
A
los gobiernos Estatal y Federal
A
las organizaciones de derechos humanos no gubernamentales nacionales
e internacionales
A
los obispos de México
A
los medios de comunicación
A
las diferentes creencias religiosas
A
los hermanos y hermanas del Pueblo Creyente
A
los hombre y mujeres que defienden la PAZ
Pronunciamiento
de La Parroquia San Miguel Ancángel ante la situación económica,
política y social de nuestras comunidades:
Hermanos y hermanas, sean todos
ustedes bienvenidos y bienvenidas a ésta su humilde parroquia de San
Miguel Arcángel, en Tumbalá, Chiapas.
Nuestro corazón se alegra con su
presencia en esta megaperegrinación. Al ver a tantas mujeres y
hombres caminando en defensa de la vida y el territorio, nos sentimos
animados porque nosotros también anhelamos la vida digna que todos
ustedes están buscando y por la cual han iniciado este caminar.
Las y los catequistas de nuestras
comunidades, hombres y mujeres que sirven a su pueblo; las personas
de buena voluntad de la parroquia, junto con los y las Agentes de
Pastoral les decimos que sean todos bienvenidos.
Del 4 y al 6 de agosto del presente
año los y las servidoras de las Iglesias Católicas en nuestras 78
comunidades (algunas pertenecientes a los municipios de Yajalón,
salto de Agua y municipios autónomos) nos reunimos para rezar y
analizar -desde la luz del evangelio- la realidad en las que nuestros
hermanos y hermanas viven. En esos días escuchamos la voz de la
mujer, de los jóvenes y de los ancianos. Sus preocupaciones, sus
sueños y sus compromisos han dado vida a este pronunciamiento.
Nuestras preocupaciones
nos preocupa mucho y nos duele en el
corazón ver a nuestros hermanos y hermanas campesinas trabajar de
sol a sol para que después sus productos no tengan precio justo.
Nos preocupa que ellos no puedan tener
dónde vender sus productos y peor aún, nos duele ver que otros,
quienes no soportaron el duro trabajo de rozar, sembrar, cuidar y
cosechar ni tampoco sufrieron las picaduras de mosquitos y amenazas
de vívoras, dicten el precio del café, del maíz y del frijol.
Vemos con trsiteza como nuestros
jóvenes, líderes religiosos y personas honestas tienen que
abandonar sus comunidades que los necesitan, porque salen en busca de
trabajo a otras ciudades ya que aquí solo pueden aspirara a ser
“chalanes albañiles”, choferes y cargadores.
Nos preocupa también ver a jóvenes
-hombres y mujeres- desperdiciar sus talentos en las esquinas del
pueblo, sentados o sentados a las orillas de las carreteras porque no
tienen oportunidad de educación; por no tener escuelas de educación
superior o por no tener recursos para salir a otros municipios o
estados. Duele aún más ver la indiferencia o falta de visión de
las personas elegidas para crear dichas oportunidades.
Nos preocupa que los $100 pesos que a
veces pagan hermanos y hermanas por un día de trabajo no les alcanza
para comprar las cosas que necesitan en casa, especialmente la
medicina de sus hijos y esposas.
Vemos con dolor en el corazón a
muchas mujeres que caminan con sus hijos enfermos buscando un lugar
donde los atiendan, y escuchar una y otra vez que tienen que
llevarlos a Villahermosa o Tuxtla porque aquí, aunque tenemos un
hospital nuevo, grande y desde afuera, aún permanece cerrado.
Hemos escuchado muchos casos donde a
las mujeres se les golpea, se les hiere con machetes y tizones
ardiendo, también casos e intentos de violación y asesinatos pero
no se les hace justicia.
Es alarmante ver a hermanos indígenas
tirados en las esquinas cerca de una de las tantas cantinas o
establecimientos donde tienen acceso al alcohol. Nos preocupa aún
más escuchar a los niños hablar libremente de las drogas y saber
que los robos han aumentado por doquier.
Estamos cansados de conocer personas
que presumen, y peor aún, usan armas de alto calibres para intimidar
a personas o para deshacer alguna manifestación. Es alarmante saber
también que no hay justicia para las víctimas de semejantes actos
violentos que atentan contra la vida de nuestro pueblo.
Nuestros sueños
cada vez que nos reunimos como
comunidades de fe, levantamos nuestra oración al Dios Padre y Madre.
Le pedimos a ese mismo Dios que nos da vida que su reino venga a
nosotros.
Soñamos pues, con un reino de
justicia para todos y todas. Soñamos que no haya personas que se
sientan más grandes que la justicia o que piensen que ya no aplica
para ellos.
Es un gran sueño y anhelo que
nuestros hijos e hijas puedan ir a las escuelas superiores y ser
aceptados por sus conocimientos y esfuerzos, y no que sean rechazados
por ser parientes de alguien influyente.
Soñamos con el día en que podamos
ser escuchados y atendidos por las autoridades electas o por la
iglesia, porque siempre nos dicen: “vengan después porque hoy
estoy ocupado”.
Soñamos y esperamos el día en que el
hospital tenga doctores y doctoras capacitadas, y que el personal de
salud esté aquí por vocación al servicio y la debida preparación
de sus carreras.
Seguimos esperando el día en que
podamos sacar a nuestros enfermos y enfermas a los lugares donde
puedan recibir atención médica decente y que las carreteras por las
que nos movemos sean dignas y no tengamos que caminar con ellos en
hamacas o camillas porque las camionetas no pueden entrar hasta
nuestras comunidades. Nuestro sueño también es ver que las
construcciones de obras públicas incidan y se completen tal y como
lo anuncian los espectaculares que se ponen a las entradas de los
pueblos.
Compromisos
La petición hacia Dios Padre y Madre
de que su reino se haga presente también nos invita a
comprometernos, a trabajar con esfuerzo y dedicación para que esa
oración sea realidad. Por lo tanto, los servidores y servidoras nos
comprometemos a fomentar nuestra cultura originaria, valorando las
enseñanzas de nuestros abuelos y abuelas.
Nos comprometemos a defender la vida
de nuestros pueblos y respetar y valorar la Madre Tierra que nos vio
nacer, nos alimenta con sus frutos y nos recibirá en su seno cuando
sea la hora de ver a nuestro creador.
Nos comprometemos también a denunciar
todo lo que esté en contra del proyecto de vida, misma a la que Dios
Padre y Madre nos han llamado.
Queremos vivir libres de enfermedades,
por eso también nos esforzaremos en labrar la tierra sin el uso de
químicos que dañan nuestros ríos, nuestras parcelas y las de los
vecinos.
Nos comprometemos a caminar juntos con
ustedes hermanas y hermanos, porque sabemos de la mano de ustedes y
conectados con la Madre Tierra podremos llegar muy lejos.
MOVIMIENTO
EN DEFENSA DE LA VIDA Y EL TERRITORIO
PUEBLO
CREYENTE DE LAS PARROQUIAS DE:
Candelaria, Huixtán, Tumbalá, Cancúc, Tenejapa, Oxchuc, Ocosingo, Altamirano, Chilón, Sitalá, Yajalón y Salto de Agua
Candelaria, Huixtán, Tumbalá, Cancúc, Tenejapa, Oxchuc, Ocosingo, Altamirano, Chilón, Sitalá, Yajalón y Salto de Agua
DIÓCESIS
DE SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS
Fotos: Inicia
Megaperegrinación por la Madre Tierra y la Vida de Los Pueblos, Tumbalá, 15 de noviembre 2016. Facebook: Modevide Chiapas
Ver video:
Comentarios
Publicar un comentario
Es de suma importancia saber de tu palabra ya que con ella se enriquece nuestro corazón.