Amen la justicia, ustedes los que gobernan la
tierra,
Piensen bien en el Señor y con sencillez de
corazón, busquenlo
(Sabiduría 1,1)
A todos los creyentes católicos de San Pedro
Chenalhó
A todos los creyentes católicos de San Pablo
Chalchihuitán
A todos los habitantes de estos municipios
A las autoridades municipales de Chalchihuitán y
Chenalhó
A las autoridades estatales y federales
A todos los creyentes
A todas las personas de Buena voluntad
A la opinión pública
Hermanos y Hermanas:
Nosotros
y nosotras creyentes, catequistas, zonas, coordinadores y consejos
parroquiales de las 58 ermitas católicas de la parroquia de Chenalhó
queremos darles a conocer nuestra preocupación por el problema del
conflicto de los límites del terreno entre los municipios y tierras
comunales de Chenalhó y Chalchihuitán, conflicto que tiene muchos
años y que
volvió a aflorar el pasado 15 de mayo.
Nosotros
como Iglesia católica de la parroquia antes mencionada lamentamos
esa situación añeja
que hasta la fecha no está resuelta; nosotros no estamos de acuerdo
que se peleen y derraman más sangre de nuestros hermanos de ambos
municipios.
Como
representantes de la Iglesia Católica no nos toca hacer lo que le
toca a las organizaciones del pueblo, ni lo que le toca a las
autoridades. Pero lo que sí nos toca es dar nuestra palabra como
creyentes que tratan de iluminar los problemas con la Palabra de
Dios. Cuando se trata de una agresión injusta, a la Iglesia le toca
defender la justicia; cuando los poderosos oprimen a los débiles, a
la Iglesia le toca estar del lado de los pobres, pero cuando el
conflicto es entre hermanos campesinos, como en este caso, a la
Iglesia no le toca tomar partido, sino llamar a los hermanos al
diálogo, a la búsqueda pacífica de soluciones, a la paz y a la
reconciliación.
Como
campesinos indígenas sabemos que la tierra es nuestra madre, como
creyentes en la Palabra de Dios, creemos que la tierra es sagrada,
porque es el don que Dios dio a nuestros primeros padres Adán y Eva
para que les diera vida y alimiento y porque fue la Tierra Prometida
el signo que Dios dio al pueblo de Israel de la alianza que hizo Dios
con su pueblo para liberarlo de la esclavitud.
Queremos
recorder aquí las palabras de un gran obispo que murió mártir por
defender a su pueblo y por defender la justicia, Monseñor
Romero.
En este momento en que la tierra de nuestro
pueblo es objeto de conflictos, no olvidemos que la tierra está muy
ligada a las bendiciones y promesas de Dios.
La tierra tiene mucho de Dios, y por eso gime
cuando los injustos la acaparan y no dejan tierra para los demás. La
reformas agrarias son una necesidad teológica, no puede estar la
tierra de un país en unas pocas manos, tiene que darse a todos, y
que todos participen de las bendiciones de Dios en esa tierra; cada
país tiene su tierra prometida en el territorio que la geografia le
señala.
Mal haría una Iglesia con un paternalismo
diciéndole a las organizaciones lo que tienen que hacer. Son
autónomas, son voz del pueblo. La Iglesia solo les dice a los
hombres: usen su sentido crítico, organícense según su criterio,
no estén solos; para que luego la Iglesia les pueda decir: «Yo
no voy a meterme en sus iniciativas, pero tampoco voy a dejar de
denunciarles sus injusticias».
Hermanos de San Pedro Chenalhó y de San Pablo
Chalchihután: por este conflicto ya se ha derramado sangre, un
hermano sanpedrano fue asesinado hace pocos años. Escuchemos estas
fuertes palabras del obispo Romero:
El Señor pregunta a Caín: ¿Dónde está Abel,
tu hermano? Y aunque Caín le responde al Señor que no es el
guardián de su hermano, el Señor le replica: «La
sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra. Por eso te
maldice esta tierra, que ha abierto sus fauces para recibir de tus
manos la sangre de tu hermano. Aunque cultives la tierra, no te
pagará con su fecundidad, andarás errante y perdido en el mundo».
Palabras del Génesis 4, 10-13. Y
esta sigue siendo la preocupación principal de la Iglesia, esto es
lo que la oblige a levantar incesantemente, incansablemente, semana
tras semana, su voz, como si fuera que clama en el desierto.
No olvidemos esa palabra de Dios a Caín: la
tierra ensangrentada nunca podrá ser fecunda. Las soluciones
ensangrentadas nunca podrán ser fructuosas.
Por
todo lo anterior, pedimos:
- A nuestros hermanos de San Pedros Chenalhó y San Pablo Chalchihuitán: que hagan a un lado toda palabra a toda acción que puede llevar a la violencia y que se den cuenta de que este conflicto entre hermanos debe resolverse mediante el diálogo pacífico. Que se den cuenta de que esta solución pacífica solo podrá encontrarse si cada una de las partes está dispuesta a ceder un poco, pero que sera imposible de resolver si alguien se mantiene en el orgullo de decir que solo él tiene la razón.
- A las autoridades de los 3 niveles de gobierno: que acepten que este problema se debe en buena parte a su propia irresponsabilidad, que si hubieran hecho bien el trabajo que les correspondía desde hace mucho no tendríamos ahora este problema.
- También le pedimos a las autoridades que se den cuenta de que no todo se puede arreglar con dinero como ellos piensan. Las autoridades deben entender lo que es la justicia, deben ser las primeras que respeten las leyes para poner el ejemplo al pueblo, deben estar abiertas al diálogo respetuoso y deben darse en cuenta de que no podrán resolver ningún problema si no permiten la participación libre y responsable del pueblo.
- A todos los creyentes católicos y de todas las otras religiones: les pedimos que se unan a nosotros en nuestras oraciones para pedirle a Dios que nos permita encontrar una solución justa a este problema y que se restaure y se mantenga la paz entre hermanos.
Fraternalmente
La Voz de la Parroquia de San Pedro Chenalhó
Jefes de Zona
Victorio
Vázquez Pérez
Juan
Lopez Gomez
Juan
Perez Santis
Daniel
Perez Guzmán
Domingo
Gómez Pérez
Coordinadores de Zona
Antonio
Pérez Cuin
Juan
Méndez Méndez
Hilario
Pérez Pérez
Armando
Pérez Guitiérrez
Antonio
Gutiérrez Pérez
Lorenzo
Gómez Gómez
Miguel
Pérez Hernández
Victorio
Pérez Pérez
Erasto
Rodríguez Gutiérrez
Consejo Parroquial
Pedro
Jimenez Arias
Marcela
Arias Santis
Agustín
Pérez Santis
María
Guzmán Gómez
Cristóbal
Ruiz
Elena
Vázquez Pérez
Antonio
Pérez paciencia
Agentes de Pastoral
Hna.
Margarita López
Pbro.
Manuel Pérez Gómez
Comentarios
Publicar un comentario
Es de suma importancia saber de tu palabra ya que con ella se enriquece nuestro corazón.