Organización de la
Sociedad Civil “Las Abejas”
Tierra Sagrada de los
Mártires de Acteal
Acteal, Ch’enalvo’,
Chiapas. México.
19 de abril del 2013.
Tierra Sagrada de los
Mártires
A todas las
Organizaciones Sociales y Políticas
A todos los Defensores de
los Derechos Humanos
A la prensa Nacional e
Internacional.
A la Sociedad Civil
A Los Adherentes de la
Sexta Declaración de la Selva Lacandona
A la Opinión Pública
Hermanos y hermanas:
La Organización
pacifista de la Sociedad Civil Las Abejas de Acteal, venimos aquí a
apoyar de corazón la liberación inmediata e incondicional de
nuestro hermano Alberto Patishtán Gómez. Venimos a unir nuestras
voces a las de todo este pueblo creyente que se está movilizando por
la libertad de nuestro hermano Patishtan injustamente preso. Queremos
que se escuche aquí el clamor de los sobrevivientes de Acteal que,
además de haber sufrido la gran injusticia de la Masacre hace 15
años, están sufriendo ahora la gran injusticia de la impunidad y la
gran burla de la justicia que hacen los que deberían defenderla, los
ministros de la Suprema Corte que apenas hace unos días, el 10 de
abril, liberaron a otro grupo de 15 paramilitares autores materiales
de la Masacre de Acteal, entre ellos el expresidente priista de
Chenalhó, Jacinto Arias Cruz, de quien se sabe que le solicitó
permiso al entonces presidente de México Ernesto Zedillo Ponce de
León para portar armas contra las bases de apoyo del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional.
Nosotros los miembros de
la Sociedad Civil Las Abejas hemos visto cómo en nuestro país no
hay justicia. Los autores materiales de 45 asesinatos están siendo
liberados poco a poco
hasta que no quede nadie en la cárcel; los
autores intelectuales, unos están libres en otros
países como
Ernesto Zedillo Ponce de León y otros cínicamente han regresado a
ser
funcionarios públicos como Emilio Chuayffet Chemor, actual
titular de la Secretaría de la
Educación Pública (SEP).
Finalmente, los jueces tuercen la ley según les conviene a los
poderosos, mantienen la impunidad y aplican la justicia totalmente al
revés, liberando a los
culpables y manteniendo presos a los
inocentes.
La única esperanza para
que se le haga justicia a nuestro hermano Alberto Patishtán es que
el pueblo se una para exigir justicia como lo está haciendo hoy y
que a los jueces se les
despierte algo de honor y dignidad y puedan,
aunque sea por una vez, actuar como lo exige
la justicia y no como
lo piden los intereses políticos y económicos. Por esta razón,
queremos
desde aquí dirigir a los encargados de la justicia en
nuestro país unas palabras que nacen
desde el fondo de nuestro
corazón herido por tantas injusticias.
Señores ministros y
ministras de la llamada Suprema Corte de Justicia de la Nación:
¿En
qué tipo de lenguaje tenemos que hablarles para que tomen en cuenta
nuestros
testimonios verdaderos y nuestras demandas de justicia?
Si
les queda algo de dignidad y humanidad, respondan: ¿cómo es que
excarcelan a los
asesinos de niños y niñas, mujeres embarazadas,
ancianos y ancianas, sin, tomar en
cuenta nuestra palabra? Ustedes
argumentan que “hubo fallas en el debido proceso”. Y
nosotros
como víctimas y agredidos y agredidas ¿dónde queda nuestro derecho
a la
verdad y a la justicia? ¿Acaso nuestra Constitución y
nuestras leyes sólo se
preocupan de las formas y no les importa el
contenido de la justicia?
Señores ministros y ministras, pónganse
en nuestro lugar: si les matan a su hijo o hija, a su
papá o mamá,
a su tío o tía, a su abuelo o abuela, a su hermano o hermana o les
matan a
toda su familia y sólo se quedan ustedes y se quedan
huérfanos y resulta que él o los
asesinos de toda su familia son
liberados por ministros y ministras de la máxima justicia en
este
caso mexicana, ¿qué harían? ¿Podrían vivir ustedes tranquilos
porque se
respetaron las “formas legales” mientras tienen que
ver todos los días cómo los
asesinos de sus seres queridos se
pasean impunemente delante de sus casas?
Señores ministros y
ministras: Ustedes hicieron un lado nuestra palabra con que
declaramos quiénes eran los paramilitares que sabemos y conocemos
que asesinaron a
nuestros seres queridos. No sólo nuestra palabra
hicieron a un lado, también borraron la
sentencia de los jueces que
ya habían condenado a los paramilitares. Incluso ignoraron
hasta la
confesión de culpa que varios de ellos hicieron. ¿Y por qué
hicieron esto ustedes?
Dijeron que porque había
“fallas en el debido proceso”. Pero cuando el presidente Felipe
Calderón quería que siguiera presa la francesa Florence Cassez
ustedes hicieron a un lado
el debido proceso y dijeron que primero
estaban los derechos de las víctimas. ¿Por qué no
se acordaron de
los derechos de las víctimas en el caso Acteal? ¿Y por qué no
toman en
cuenta las “fallas en el debido proceso” en el caso de
Alberto Patishtán? ¿Acaso ignoran que
fue detenido sin orden de
aprehensión? ¿Acaso ignoran que estuvo 30 días bajo “arraigo
domiciliario”, que estuvo incomunicado, que se le negó auxilio
jurídico y traductor a su idioma
materno, así como otras muchas
violaciones a su derecho al debido proceso? ¿Por qué no
dudaron en
liberar a asesinos confesos y en cambio se negaron a liberar a un
inocente?
¿Será porque para ustedes es peor crimen defender los
derechos del pueblo que matar
mujeres y niños?
Señores ministros y
ministras: es verdad que ustedes no han respetado a los pueblos
indígenas, pero de todos modos queremos decirles cómo se ven sus
acciones desde nuestra
cosmovisión indígena tsotsil. En nuestra
comunidad tenemos nuestras propias autoridades
pueden ser jóvenes o
mayores de edad. Y los autoridades de nuestra comunidad tienen una
gran responsabilidad y son respetados y también nos tienen que
respetar, sólo que no ganan
un dineral como ustedes, sino, en
nuestra comunidad es al revés, allá se da un servicio
porque es un
cargo. Pero, ¿qué pasa por ejemplo si un o una autoridad se
corrompe y
actúa de manera parcial y favorece al o a la culpable? O
por ejemplo, ¿roba dinero? O
en el peor de los casos ¿se hace
cómplice de un o unos asesinos? Lo que va a pasar es
que ese
autoridad, es quitada por la comunidad, pero, eso no es lo peor. Lo
peor es que esas
personas pierden todo el respeto y confianza que
merecían como autoridad. La comunidad
ya no las ve como gente
respetable y de confianza, ahora la comunidad las ve y las
considera
personas inútiles y de vergüenza.
Señores ministros y
ministras:
Las acciones que emprendemos traen sus respectivas
consecuencias. La de ustedes ya trajo
sus respectivas consecuencias,
tanto en su carrera profesional tanto ética como moral. Se
merecían
respeto y confianza del pueblo mexicano, ahora, les toca ser tratados
como pasa
en nuestra comunidad cuando un autoridad hace mal su
trabajo.
Quizá quede algún
camino si es que les remuerde la consciencia como seres
humanos;
como sobrevivientes de un Crimen de Estado, nos toca decirles si les
queda
algo de honor y dignidad, en nombre de la sangre de Acteal:
RENUNCIEN! Porque
excarcelar a criminales, no tiene nombre.
Ahora nos dirigimos a
ustedes señores Magistrados del Primer Tribunal Colegiado en
Tuxtla: Aquí frente a su oficina aquí estamos los hombres y mujeres
con sed de Justicia y de
libertad para nuestro hermano Alberto
Patishtán, ya no vamos a alargar más nuestra palabra,
porque ya
escucharon lo que les dijimos a los ministros de la “Suprema
Corte”, ¿Cuál va a
ser entonces su decisión sobre el caso de
nuestro hermano Alberto? ¿Van a estar del
lado de la justicia o de
la mentira y la impunidad? Les pedimos que sirvan al pueblo y a la
justicia y para demostrar eso, es con la LIBERACIÓN INMEDIATA E
INCONDICIONAL A
NUESTRO HERMANO ALBERTO PATISHTÁN GÓMEZ.
¡Exigimos inmediata e
incondicional libertad al Profesor Alberto Patishtán Gómez!
¡Justicia para los
autores materiales e intelectuales de la masacre de Acteal!
¡Acteal Crimen de
Estado, un crimen de Lesa Humanidad!
Atentamente
La Voz de la Organización
Sociedad Civil Las Abejas
Por la Mesa Directiva:
Rosendo Gómez Hernández
Presidente
Antonio Vázquez Gómez
Vicepresidente
Lorenzo Pérez Ruiz
Tesorero
Por los representantes de
los sobrevivientes de Acteal:
Juan Vázquez Luna
María Vázquez Gómez
Vicente Jiménez Sántiz
Tomás Gómez Pérez
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Es de suma importancia saber de tu palabra ya que con ella se enriquece nuestro corazón.