"Nadie tiene que ser torturado". Carta de Juan y Susana de la Cruz Ruíz al conversatorio Romper el miedo.



San Cristóbal de las casas, Chiapas


Hablar de una experiencia sobre la tortura no es fácil, encierra muchos momentos de angustia, desesperación, enojo a la vez llanto. Todo ser humano deseamos vivir tranquilos, que un hijo/a, un hermano/a, un papá o una mamá, sobrinos/as, tíos/as, amigos/as o cualquier ser, se desarrollen en un ambiente sin violencia.


Cuando se ha pasado por la tortura, es vivir momentos muy traumáticos, sentir el mismo temor, la misma inmensa impotencia de no poder evitar que le hagan más daño. Algunos golpes se borran con el tiempo, pero algunos dejan cicatrices que se llevan toda la vida.


Desafortunadamente el ser humano a ejercido un método para lastimar, desgarrar o simplemente para demostrar autoridad y tener el control sobre una persona o sobre lo que nos rodea.


Pero ¿Que hay detrás de la tortura?


Somos personas indígenas de habla tzotzil. Un día común, exactamente el 28 de febrero del 2007 empezamos nuestras actividades, mi mamá se encontraba delicada de salud, mi padre viajó a la comunidad en busca de medicina natural, unos al trabajo y otras a la escuela.


Cuando regresé a casa, me encuentro con mi mamá preocupada, la pareja de mi hermano llorando junto con sus niñas y me entero que en la mañana habían llegado unos agentes de la policia en la casa de mi hermano usando la violencia y la fuerza para someterlo y llevárselo sin presentar una orden de arresto. Dejaron la casa destrozada, puertas y ventanas rotas, toda la ropa regada en el suelo.


El llanto de sus niñas no paraba porque presenciaron como golpearon a su padre y se lo llevaron. Mi hermano estuvo desaparecido por dos días y dos noches, la incertidumbre nos mataba al no saber en dónde se lo habían llevado. ¡¡Vivir momentos de angustia de mucha tensión, con sólo dos cosas en la mente… está vivo o muerto!! Es verdaderamente una tortura.


Con la ayuda de un abogado buscamos a mi hermano fue hasta el tercer día cuando volvimos ante la fiscalía indígena donde anteriormente habían dicho que no sabían y no lo tenían ahí y el abogado al haber pagado una cantidad que ignoro, para que dijeran sobre el paradero de mi hermano fue entonces que nos dijeron que él estaba ahí en los separos. Solicitó el abogado que pasáramos a verlo y autorizaron el acceso más tarde entre 5:30 o 6:00 de la tarde, uno por uno con unos 4 a 5 minutos.


Cuando pude pasar a ver a mi hermano me asusté porque no podía caminar bien, tenía la nariz muy irritada, los ojos llorosos, se sostuvo en el barrote de la reja para pararse, le pregunté que le habían hecho, me dijo que lo habían golpeado, que sentía mucho dolor en el hombro.


En eso llego un policía judicial dirigiéndose a mi hermano diciéndole que lo disculpara que se había equivocado de persona, que se les había pasado la mano con él pero que no se preocupara que ya estaban viendo sus papeles para dejarlo en libertad.


Estuvimos esperando el momento para llevarlo a casa, pero cuando salió estaba con dos custodios uno en cada lado lo subieron a una camioneta y se lo llevaron al cereso número 5 de San Cristóbal. Fue muy difícil para mí ver a mi hermano asustado Lo peor fue verlo encadenado de pies y con la esposa en las manos, como si fuera el peor y más peligroso delincuente.


Se interpuso una demanda en contra de estos agentes por tortura y por no presentar una orden de aprehensión, pero en ese entonces la pareja de mi hermano estaba embarazada y tenía riesgo de aborto y no podía estar viajando a Tuxtla Gutiérrez por lo que decidió cancelar.


Mi hermano Juan de la Cruz Ruiz es sobreviviente de tortura, fue acusado de homicidio calificado por la muerte de un vecino que se llamaba Armando García Girón que tenían una amistad con mis padres de años, sentenciado inicialmente por 11 años y por consejo de un abogado de oficio y su insistencia en que interpusiera una apelación y el haberlo aceptado le subieron la sentencia a 25 años y extorsión por otros 5 años, con un total de 30 años. Estuvo preso cerca de 13 años injustos pagando por un delito que no cometió.


Una confesión extraída a base de golpes, humillaciones, utilizando métodos inhumanos que hacen desear que le arranquen la vida de uno para no sufrirlo más o aceptando lo que ofrezcan a cambio de que ya paren, son los únicos dos caminos que hay.


Lo peor de todo es que estos tratos vengan de personas que supuestamente están para proteger la seguridad de las personas, por cumplir una orden o por el simple hecho de no cumplir con su trabajo de investigación y hacer creer como si todo estuviera correcto, usan este método que para ellos es algo normal como si por ley se tiene que cumplir.


Durante los años de proceso largo que vivimos con mi hermano Juan, ha sido lo más difícil y desgastante por lo que hemos pasado.


MI hermano perdió su casa, nos vimos en la necesidad de venderla casi por nada para pagar a los abogados que llevaron su caso y que ninguno de ellos pudo o no hicieron nada para defenderlo como debe ser.


Después nos vimos envueltos en la desintegración de la familia, un conflicto trae consigo muchos más. Cuando apresan a una persona, un integrante de una familia sea quien sea no sólo lo encierran a él, aprisionan a toda la familia, ante esta situación mi madre aparte de estar delicada de salud cayo en una profunda depresión de la cual nos costó muchísimo reanimarla y a todo esto le sumamos la pedida de un ser amado es mucho más difícil aún, el sentir de cada una de mis hermanas y la desesperación de mi padre de no saber como manejar o poner un poco de calma en cada uno de nosotros, fueron los años más difíciles.


Este es tan solo un ejemplo de la crueldad que ejercen las autoridades para encerrar a un inocente y destruirle la vida, desgraciadamente vivimos en un México donde la tortura forma parte de nuestra vida y todo lo cambia.


En este proceso hemos aprendido que no hay que callar, que por más que duela recordar todo lo vivido es necesario dar a conocer al mundo entero que la tortura no es algo normal.


La tortura no debe ser parte de la vida de nadie al enfrentar la justicia. Así como nosotros hay muchas familias que están pasando por lo mismo y en peores condiciones porque son de comunidades alejadas y no cuentan con los recursos económicos para viajar y ver a su familiar, hijos alejados de su padre o madre, un padre que le fue arrebatado el don de ver crecer un hijo o hija. Familias rotas por el poderío de otros.


Dentro de las cárceles la mayoría son personas indígenas que fueron torturados para aceptar un delito que no cometieron que por pasar o estar en un lugar equivocado los detienen, torturan y sentencian a muchos años de prisión con procesos exageradamente largos, sin respetar sus derechos humanos, pisoteando el debido proceso que legalmente debe llevarse.


Entre estos casos están la de cinco compañeros que en un principio eran seis con mi hermano que decidieron alzar la voz exigiendo justicia y libertad denunciando hechos de tortura y graves irregularidades en su proceso penal.


Como ultima alternativa expusieron su propia vida después de haber batallado legalmente para obtener su libertad. En el cereso No. 5 de san Cristóbal se encuentran actualmente Adrián Gómez Jiménez, Germán López Montejo y Abraham López Montejo y en el cereso No. 10 de Comitán de Domínguez Marcelino Ruiz Gómez.


Estos valientes compañeros se declaran en huelga de hambre el 15 de marzo del 2019, estuvieron con solo agua miel con un total de 135 días en tres etapas, con el acompañamiento del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, el Frayba, el Grupo de trabajo No Estamos Todxs y el acompañamiento internacional como SweFOR y Sipaz. Estos compañeros son víctimas sobrevivientes de tortura que por puño y letra nos narran la pesadilla vivida.


Adrián Gómez Jiménez de la organización la Voz de Indígenas en Resistencia, indígena tzotzil originario del municipio de Romerillo, San Juan Chamula, acusado de secuestro. Fue detenido el 4 de febrero del 2004, regresando a San Cristóbal de una comunidad de Chamula con unos amigos, detuvieron el taxi donde venían y fueron arrestados, fueron colocados en una celda. Adrián fue sacado de esta para llevarlo a declarar y directamente le preguntan cómo había sido el secuestro, al decir que no sabía de lo que le estaban hablando, lo regresan a la celda, 10 minutos después lo vuelven a llevar a “declarar”, antes de salir le vendan los ojos. Le dicen: ahorita te vamos a refrescar la memoria y eso vas a recordar, a muchos les ha pasado así. Que no recuerdan nada que son inocentes. Lo llevan en otro cuarto lo sientan en una silla le amarran las manos y los pies, le quitan la camisa y los zapatos. Lo sacaron tres veces al día para ser torturado. No pudo recordar más por los golpes sólo escuchó que decían: “déjenlo no vaya a ser que se nos pase la mano y se muera “. El día 5, adolorido lo vuelven a sacar con los ojos vendados, ¿ya recordaste? ¡soy inocente! Lo amarran nuevamente y le ponen una bolsa en la cabeza, golpes en el estómago, en la pierna, rodilla y espalda. Pasó el día y su cuerpo ya no aguantaba más estaba con miedo y desesperado. Día 6 con los ojos vendados le ponen Tehuacán con chile en la nariz y corriente eléctrica con agua en los pies. Ya no aguantaba más solo aceptando lo que ellos decían lo dejaron de torturar. Lo tuvieron en arraigo un mes, dictaron auto de formal prisión y lo trasladan a cereso no. 14 el Amate. Está sentenciado a 20 años de prisión, llevó un proceso durante 14 años, no tubo traductor, no tuvo señalamiento en su contra, no hubo orden de aprehensión y lleva más de 16 años preso injustamente por un delito que no cometió.


Germán López Montejo y Abraham López Montejo son dos hermanos de la Organización la Voz Verdadera del Amate, indígenas tzotziles del municipio de Pueblo Nuevo, Solistahuacán, acusados de homicidio calificado. Fueron detenidos el 17 de enero del 2011. Estando ellos sentados en el parque central de su comunidad, llegaron unas autoridades que se fueron sobre ellos, les dijeron que se pararan que era una orden y a cada uno les pusieron las esposas. Los llevaron al Ministerio Publico de ese lugar, para luego ser trasladados en la procuraduría del municipio de Bochil, fueron interrogados cada uno por aparte.


En ese lugar fueron víctimas de tortura, a Germán le colocaron una bolsa en la cabeza llenándolo con Tehuacán y otro golpeándolo en el estómago, le quitan la bolsa como 4 minutos después y le preguntan si había sido quien había matado a esa persona, que lo aceptara y nuevamente le colocan la bolsa y el Tehuacán a punto de asfixiarse logra quitarse la bolsa y lo golpean recibiendo amenazas de llevar a su familia y matarlos a todos junto con él. Le colocan nuevamente la bolsa y se desmaya por los golpes y reacciona acostado en una colchoneta donde fue pateado varias veces. Un policía le apunta y le dice que hablara, que tragara esa agua, que no valía nada, los golpes siguieron, lo sentaron e introdujeron una aguja en un ojo. Lo llevaron más tarde en un lugar donde le dijeron que, si iba a hablar para que lo dejaran libre que ya o querían torturarlo y al decir él que no, le muestran su credencial de elector y le dicen que ya valió y lo golpearon para que firmara una hoja en blanco.


Abraham fue llevado en otro lugar del mismo fue golpeado con puñetazos y patadas, lo desnudaron, fue atado de pies y manos, taparon sus ojos y le echaron agua en la nariz y boca, le dijeron que si no se culpaba del delito iban a matar a toda su familia. Estas personas miran que se está muriendo le dijeron que se levantara, al no poder hacerlo lo hicieron levantarse con golpes y patadas, más tarde lo llevan a una celda donde Germán estaba acostado golpeado, le falsifican su declaración, le hicieron firmar a la fuerza, ellos le tenían la credencial de elector le agarraron la mano entre varios, con los ojos tapados no supo si había algo escrito solo le dijeron que con eso le darían la libertad que no le dieron hasta el día de hoy. Fueron sentenciados por 25 años por alzar la voz y pedir justicia les aumentaron la pena a 75 años cada uno.


Marcelino Ruiz Gómez de la organización Viniketik en Resistencia, indígena Tzotzil de San Juan Chamula. Acusado de homicidio calificado. Fue detenido el 2 de febrero de 2002 en la colonia La Hormiga, en San Cristóbal de Las Casas.. Lo cerró una camioneta, lo subieron y lo llevaron en una casa que desconoce con los ojos tapados, en este lugar lo golpearon sin saber cuál era el motivo. Y esta sentenciado a 33 años de prisión, estando preso injustamente desde hace 13 años.


Los compañeros están desde el 15 de marzo del 2019 alzando la voz con diferentes acciones hasta el día de hoy en lucha, en plantón indefinido.


Y ante esta situación de pandemia mundial que estamos viviendo, ante la falta de medidas sanitarias, el no contar con los medicamentos para tratar una enfermedad común, están expuestos y vulnerables a posibles contagios. en el penal No. 5 de San Cristóbal hay un brote de COVID-19, 8 internos están aislados por dar positivo.


La muerte de cuatro personas entre ellos un custodio de nombre Artemio Jiménez Estrada, dos trabajadores del penal uno era encargado de la tortilla llamado José, el otro se llamaba Manuel Cordero, estaba en el área laboral y un interno llamado Mario, que las autoridades tenían en abandono y no se dieron cuenta que había fallecido.


El pasado 21 de mayo al 5 de junio, para exigir atención médica y condiciones de sanidad necesarias para hacer frente esta pandemia, los compañeros estuvieron en huelga de hambre durante 15 días, en este lapso de tiempo, esperábamos respuesta por parte del gobierno y autoridades de la salud, pero la atención fue nula. Junto con el Frayba y familiares nos vimos en la necesidad de interponer un amparo para obligar al gobierno de Chiapas a brindar la protección y medidas necesarias, dejando así bajo su responsabilidad la integridad, salud y vida de los compañeros.


Por el brote de COVID que hubo de los 8 internos, llegaron personal de sanidad a tomarles las muestras, incluyendo a Adrián, German y Abraham que hasta el día de hoy no les han entregado resultados y están con la incertidumbre. Y las autoridades están con amenazas de quererlos encerrar sin saber si son positivos o no.


Han llegado a tomar fotografías en su espacio de lucha con la excusa de que están abriendo un túnel para escaparse, los guardias llegaron sin las medidas de protección y exponiendo más a los compañeros, esto es una forma de intimidarlos y encerrarlos a la fuerza. Estas autoridades son capaces de todo, hago mención que, durante estos 15 días en huelga, los pesaban para llevar el control de su peso, la báscula que no sirve porque un día pesan más y un día pesan menos, lo tenían en el área donde están aislados los 8 internos con COVID y pretendía que con esa misma los pesaran, fue claro la intensión de contagiarlos.


Son todas estas cosas que nos llena de preocupación y se hace inmensa, porque la amenaza está latente y cada vez hay más muertes dentro del penal. Están prohibidas las visitas, sólo tenemos acceso una persona si llevamos alimentos, pero no existe un control a la hora de revisar las cosas, no hay la sana distancia y no hay un orden entre los guardias.


Hay una falta de atención por parte de las autoridades en brindarles las medidas de protección y sanitización necesarias y en vista de que ni los propios trabajadores de este centro no tienen esa precaución.


Gracias a las personas de generoso corazón y al Grupo de Trabajo no Estamos Todxs, se les hizo llegar a los compañeros un paquete con lo básico y primordial para su protección como son: gel antibacterial, guantes, cubrebocas y artículos de limpieza.


En resumen, esta es la realidad de los compañeros presos injustamente y que se mantendrán en lucha hasta obtener lo que un día les fue arrebatado con tortura y nosotros como familiares estaremos en total apoyo con ellos hasta que sean libres.


Ninguna circunstancia justifica la tortura


Muchas gracias,

Susana de la Cruz Ruiz




Mi nombre es Juan de la Cruz Ruiz, soy gente indígena, hablo tzotzil, soy originario del paraje Majomut, municipio de San Juan Chamula, Chiapas. Aunque desde hace muchos años ya radicamos en San Cristóbal de las Casas.


Era un fin de mes, 28 de febrero del 2007, en aquel día bien me acuerdo, yo estaba en mi casa que se encontraba ubicada en la colonia Erasto Urbina en San Cristóbal de Las Casas.


Eran las 7:30 de la mañana estábamos en la habitación junto con mis dos niñas y mi pareja, cuando de repente escuchamos un ruido, salí a inspeccionar ya fue que miré que era unos señores agentes judiciales que habían entrado a mi casa apuntándome con sus armas, uno de ellos estaba trepado en la barda mientras que los otros agentes rompían las ventanas y el portón de mi casa, estando los judiciales en mi casa me interrogaron si yo era Juan.


Los agentes judiciales me agarran del hombro y el otro agente me agarra de la mano doblándome hacia atrás y el otro me pone unos golpes en el estomago y el otro me da unas patadas en mi espalda. En ese momento me caí al suelo y me torturaron sin lastima, en ese momento sale mi pareja a ver que pasaba en el patio de la casa y cuando me vio tirado en el suelo porque uno de los agentes judiciales me tenía pisoteado mi cabeza con su pie y en ese momento ella empezó a gritar pidiendo auxilio.


También la golpearon donde también cayó al suelo y por suerte no abortó por que estaba embarazada de tres meses y una niña que tenia en sus brazos de 2 años. Por suerte a mis hijas no les pasó nada pero si estaban llorando, gritando del susto, aunque mi pareja si le quitaron un diente a causa del golpe que le dieron.


Me detienen como si fuera un gran delincuente sin saber porque motivo y razón y lo peor de todo sin ninguna orden de aprehensión. En ese momento cubrieron mi rostro con mi propia playera que tenia puesta, me sacan jalando de mi casa, me suben en un vehículo, donde me someten metiendo mi cabeza abajo del asiento del conductor.


Me tenían doblado adentro del vehículo, encienden el carro, me llevan y en el transcurso del camino me siguieron torturando, donde también me golpearon con un objeto que desconozco en la espalda, por la cual me fracturaron un hueso en el lado derecho. También me vendaron los ojos, ya pasando como 10 minutos, se detienen con el vehículo y me bajan del vehículo, me hicieron caminar sentí que eran como gradas que van hacia abajo.


Ya estando en este lugar me hicieron sentar en una silla de fierro, me esposaron las manos hacia atrás con la silla, me amarran los pies junto con las dos patas de la silla. Empezaron a torturarme sin lástima, también me pusieron bolsa de plástico en mi cabeza, junto con golpes en el estomago y en las piernas, también me pusieron Tehuacán con chile seco molido en mi nariz acompañado con golpes y de tanta tortura ya mencionados y de tanto dolor me desmaye, porque ya eran dos días y dos noches de tortura y al despertarme nuevamente a la vida, estaba yo tirado en el piso, empapado con agua y temblando de frio.


Ya los agentes judiciales me levantaron junto con la silla en la que estaba esposado y amarrado, a los pocos minutos unos de los agentes me pidió una cantidad de dinero de 80,000 mil pesos a cambio de que me soltaran e irme a mi casa, como yo no tenía esa cantidad ya fue que ordenó que ya no me estén torturando, que por qué no vaya ser que muera en sus manos y dijo que mejor que se me pusiera cables eléctricos en mis testiculos.


Ya por último donde también me obligaron a firmar 5 hojas de papel a cambio de la tortura. Al firmar esos papeles me dejaron de torturar, aunque no vi lo que contenía esos papeles porque me tenían vendado los ojos. Acepté en firmar porque ya no resistía mi cuerpo los golpes, sentía la muerte, ya no podía respirar bien porque fueron dos días y dos noches de tortura y sin comer.


Ya de ahí me quitan la venda de los ojos, me ponen una bolsa de tela después me trasladan al Ministerio Publico y con esas pruebas obtenidas bajo tortura me trasladan al penal del Cereso n. 5 en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Donde me dictan el auto de formal prisión, llegue a las 8:30 de la noche el 2 de marzo del año 2007 y por esa información obtenida bajo tortura pase 13 años privado de mi libertad, alejado de mi familia, de mis hijos y seres queridos


Como sobreviviente de tortura, quiero decir que las autoridades de justicia no investigan correctamente, tampoco castigan a los torturadores, ellos están libres, los protege un sistema de corrupción e impunidad.


Nadie tiene que ser torturado y todos los torturadores tienen que ser castigados!


Muchas gracias.

Juan de la Cruz Ruíz.

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