San
Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
10
de noviembre de 2018
Pronunciamiento
público
-
Alto a las agresiones y amenazas de muerte contra personas defensoras de Derechos Humanos, de la tierra, el territorio y de la vida en la zona fronteriza de Chiapas.
Las
organizaciones civiles y de derechos humanos que integramos la Red
por la Paz en Chiapas saludamos a quienes el día de hoy peregrinan
dando vivo testimonio de la reiterada apuesta por construir caminos
de paz con justicia y dignidad para los pueblos que afrontan
condiciones de violencia estructural y directa que impone el sistema
extractivista en Chiapas.
De
manera particular abrazamos las causas que enarbola el Pueblo
Creyente de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, además de
hacer nuestras las denuncias públicas del Comité para la promoción
y defensa de la vida “Samuel Ruiz García” sobre el contexto de
creciente violencia en la región cuya expresión más reciente es la
amenaza de muerte que recibió el Padre Eleazar Juárez Flores de la
parroquia de San Pedro y San Pablo en el municipio de Chicomuselo,
Chiapas.
Gracias
al trabajo de documentación y denuncia de nuestras compañeras
defensoras y defensores de derechos humanos de la región fronteriza
de Chiapas conocemos del clima de violencia generalizada que padecen
los municipios de Comalapa, Chicomuselo, Bella Vista y Amatenango de
la Frontera, por citar los más recurrentes, en donde la
profundización de la pobreza, la exclusión y el despojo del
territorio, el desplazamiento forzado, los asesinatos de personas
defensoras, la violencia contra las mujeres y el feminicidio, los
proyectos de muerte que trae la minería, la venta ilegal de alcohol
y consumo de drogas, la trata de personas y la prostitución se han
ido anidando debido al tráfico de influencias, la impunidad y la
injusticia con que actúan las autoridades de los distintos niveles
en esta franja fronteriza del sureste mexicano.
En
ese sentido, como Red por la Paz, nos preocupa que dadas las
condiciones de desmantelamiento, división y fractura del tejido
social comunitario que impone este contexto de violencia en la región
la respuesta del Estado Mexicano sea la aplicación de facto de la
Ley de Seguridad Interior (LSI) a través de la instalación y
funcionamiento del cuartel militar recién inaugurado en Chicomuselo,
Chiapas. Reprobamos los actos de intimidación y provocación que
realizan efectivos militares a la labor de promoción y defensa de
los derechos humanos de quienes acompañan a personas, organizaciones
y comunidades que han optado por la defensa de la vida, por
condiciones de seguridad, pero sin guerra y por la construcción de
paz con justicia y dignidad.
La
Ley de Seguridad Interior busca proteger a las instituciones del
Estado Mexicano y la inversión de capital privado transnacional
criminalizando la protesta y la oposición, haciendo uso “legal”
de la violencia hacia acciones de “resistencia no violenta”, la
Ley además faculta a las Fuerzas Armadas a realizar acciones de
inspección de las personas y sus bienes; actuar como ejecutor de
acciones penales como la aprehensión o detención de personas y
tener plena libertad para intervenir las comunicaciones sin control
judicial porque la información que obtenga es de “seguridad
nacional”. Incluso el Ejército podría decretar una ocupación
militar en lugares que designe junto con el Presidente de la
República sin que ello tenga consecuencias administrativas, civiles
o penales.
Según
esta Ley, entre los delitos y acciones que atentan contra la
seguridad interior del país se encuentran las acciones que pueden
obstaculizar o atentar contra los servicios públicos, las áreas
estratégicas o prioritarias como los proyectos de minería, los
programas federales o la inhabilitación de infraestructura. Estos
hechos facultan al Ejército para utilizar la fuerza en actos de
“resistencia no agresiva”. Así, podrían actuar sin limitaciones
o control de ningún tipo sobre el armamento o las municiones que
utilicen para salvaguardar las instituciones, el estado de derecho o
la seguridad nacional.
Al
respecto señalamos que, de manera particular, los costos humanos de
esta guerra legalizada contra la población civil cobra entre sus
víctimas más vulnerables la vida de mujeres, niñas y niños ya que
son considerados como “botín de guerra” o elementos de “castigo
ejemplar” para romper el tejido familiar y comunitario buscando
desmovilizar la acción social, civil y pacífica de los pueblos
organizados.
Ante
ello, y en el marco de la coyuntura que se debate hoy en día en la
Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), urgimos que se
atienda y escuché el reclamo generalizado para declarar
inconstitucional la Ley de Seguridad Interior en México ya que
aumentarán las violaciones a los derechos humanos, de esto damos
testimonio ya que tenemos la experiencia vivida con la ocupación
militar de Chiapas a partir de 1994, por ello insistimos en que la
presencia del ejército no garantizará un mayor nivel de seguridad,
al contrario consideramos que establecer un marco jurídico a las
acciones del ejército es legalizar e impulsar el contexto de
violencia y de delitos asociados con el combate al crimen organizado.
Nos
declaramos atentas a lo que acontece en la región fronteriza de
Chiapas y nos solidarizamos con quienes hoy siguen los pasos de El
Caminante, Samuel
Ruiz García, por los caminos de verdad y justicia para los pueblos.
Red
por la Paz Chiapas
Centro
de Derechos de la Mujer Chiapas, A.C. (CDMCH)
Centro
de Derechos Indígenas, A.C. (CEDIAC)
Centro
de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, A.C. (Frayba)
Comité
de Derechos Humanos Fray Pedro Lorenzo de la Nada, A.C. (CDHFP)
Comisión
de Apoyo a la Unidad y Reconciliación Comunitaria, A.C. (CORECO)
Desarrollo
Económico y Social de los Mexicanos Indígenas, A.C. (DESMI)
Educación
para la Paz, A.C. (EDUPAZ)
Enlace
Comunicación y Capacitación, A.C. (ENLACE CC)
Servicios
y Asesoría para la Paz, A.C. (SERAPAZ)
Servicio
Internacional para la Paz, A.C. (SIPAZ)
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